Empresarios con trajes impolutos y con prisa. Ancianos con un bastón de madera oscura. Artistas callejeros tocando instrumentos o cantando. Niños con sus madres y adolescentes con un skate. Chicas murmurando sobre algún chico mientras le miran muy descaradamente. Carteristas disimulados, y otros no tan disimulados.
Pero sólo me estaba dando cuenta yo.
Porque sólo se dan cuenta los que observan.
Observo a las personas y me imagino su historia.
Aquel anciano del jersey a cuadros, combatió en la guerra. Aquella chica morena, ha superado un cáncer que tenía desde muy pequeña. Aquel empresario de corbata granate no es feliz, y nunca lo fue y el carterista que está a punto de robarle, lo necesita para sobrevivir, pero al empresario no le importa lo que le quiten. Hace ya mucho tiempo que descubrió que el dinero no da la felicidad.
Y así pasan las tardes del miércoles, hasta llega el último tren destino a casa.
Sólo se dan cuenta los que observan :)
ResponderEliminarAsí pasan las tardes del miércoles. Y de todos los días. Admirando lo bien que escribes *-*
Muchísisimas gracias c:
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