Los recuerdos golpean la cabeza como mazas.

Recuerdo muy bien ese momento. Bueno, no se porque digo ese momento, apenas estuve un par de meses en la guardería, y allí pasaron muchas cosas importantes, como por ejemplo, que conocí a mi mejor amigo, o que casi me parto la crisma jugando con él. Os lo contaré con pelos y señales:

Allí estaba yo, en la guardería, era de mis primeras semanas, y como de costumbre estaba llorando. Llegó un momento en el que ya no podía más y abrí los ojos. Esperaba ver la guardería con todos esos niños jugando y llorando, como de costumbre. Pero vi dos pares de ojos, unos marrones, y otros azules. Me había quedado mirando en los azules, se parecían mucho a los míos, salvo por que los míos son verdes, claro. Pero entonces la boca del niño de ojos marrones me preguntó: ¿Que te pasa? Era la pregunta más sincera que había oído nunca, viniendo de un niño de mi edad claro, que normalmente a esa edad solo se cotorrea y no se entiende ni papa, pero bueno, teniendo en cuenta que él ahora habla como un loro (igual que yo), era un nivel considerable. Yo no le contesté, sonreí y me bajé de la silla. La niña de ojos azules era la típica chica rica que se niega a ser una princesa. Y me dijo (así cotorreando) : ¿Vienes a jugar? Yo asentí, y fuimos al castillo de plástico, yo estaba subiendo uno de los escalones de escalar (de los que son un agujerito), y a Jana (así se llama la niña) no se le ocurrió nada mejor que caerse encima mío cuando estaba en el último escalón. Como es lógico y normal yo caí debajo, y estuve a 3 milímetros de darme contra el plástico, me dolía la cabeza, pero no tenía lágrimas, así que me levanté, y volvimos a jugar.
También me acuerdo de que contrataron a una niñera nueva, que estaba a la hora de la merienda, y que no era muy buena haciendo bocadillos, así que Jana, Alberto y yo, nos las arreglábamos para hacer lo que fuera con el bocadillo, hasta que un día, hizo un bocadillo de Nutella, obviamente nos la comimos todos, y a partir de ahí las meriendas estaban mucho mejores.